lunes, 2 de julio de 2007

Hoy respiro…primeros finales

Terminaré ahora, por fin, las crónicas de la semana de orientación…

Creo que andaba por el viaje a Kaoshiong. El viaje lo pasé entre siestas y teclas, y ni ya no recuerdo dónde comimos. El alzheimer prematuro del que siempre he hecho gala se vuelve más evidente con un noventa por ciento de humedad…Efectos secundarios de un viaje al culo del mundo.

Llegamos por la tarde al Sandimen Aboriginal Cultural Park. Taiwán es un país multirracial: a pesar de que la mayoría de la población (el setenta por ciento) es de descendencia Han (como el menda y la mayoría de los taiwaneses que veréis en la foto), no es menos cierto que estos mismos son muchas veces descendendientes de matrimonios interraciales entre los Han y las tribus originarias de la isla (de nuevo, como el menda y la mayoría de los taiwaneses que veréis en las fotos). El otro treinta por ciento está compuesto por 12 tribus distintas, cuya población total ronda las 430.000 cabezas, según datos del 2002: Amis, Atabal, Paiwan, Pinuyumayan o Thao son algunas de las más numerosas. Algún día, cuando las horas abunden, seguiré con esta nueva pulla cultural (y van dos, si es que me salgo eh…)

El encanto del parque, atendiendo a la verdad, tenías que encontrarlo tú mismo: estaba todo muy desorganizado, muy poco explicado, y lo único interesante fue ver a algunos auténticos indígenas haciendo la danza de la lluvia o profiriendo gritos de ultratumba. Viéndoles supe también por qué insisten en llamarme por estos lares “gitano”. Mejor que “mulato”…(fucking vieja aformolada de la UNAV…Será inculta.).

Y esa noche, después de tantos días entre sedas y alfombras rojas (empezaba a cogerle el gustillo…) se acabó lo que se daba: un hotel decrépito, esbozado en un desmayo de estilo francés, con una chacha (no merece otro nombre) de la quinta del diplodocus, allá por el Pleistoceno, embutida en un traje de sirvienta porno (de esos negros, cortitos, con cofia y chorreras) y con el pote en forma de ríos por los profundos surcos de sus arrugas…Vamos, que yo vestido de mujer doy más el pego, y el maletero de un taxi es mejor que aquel cuarto. “En peores plazas hemos toreado”,me repetía mientras giraba la llave; y es que el suelo de Venecia, los trenes europeos y los polvorientos pueblos de la China profunda han curtido mi espalda. Así que, cogiendo aire, entré decidido a seguir respirando el verano sin angustias…Vi una cama, y no estaba tan mal; busqué la de mi compañero y… ¡horror! ¡Tenía que compartir cama con el roommate! Esa noche olvidaría mi costumbre de dormir en chelos durante el verano, y me quedaría más tieso que Tutankamón. La cena fue a lo bestia, en un restaurante de marisco y pescado. Dimos buena cuenta de nuestros platos y de los de la mesa vecina, convirtiéndonos en el vertedero oficial del TTT…

Quisimos dar una vuelta por la noche de Kaoshiong, pero estábamos molidos, así que nos fuimos a tomar un algo antes de volver prontito al hotel. Un día menos, y cada vez más cerca de Radio Taiwan Internacional…

El sábado amaneció demasiado temprano para mí. La noche no había traído mayores problemas, a pesar de la situación pseudo-homosexual, aunque Terry roncó como un campeón a mi vera…Supongo que tampoco me quedaría corto; Serenata Nocturna, pues: si es que los chinos somos artistas hasta en sueños…Daré un salto con tirabuzón por encima de la visita a la Mei-Nong Ceramic Factory, donde jugamos con barro (modelé una cabeza aristocrática que Debbie recogió en su cámara…Colgaré fotos pronto) hasta la visita a la escuela de hostelería KHC. Increíble…Tenían simulacros de una cabina de avión, con su primera clase incluida, otro de un café italiano y algunos más para que los alumnos practicaran sus servicios… Había gente de examen, creando exquisiteces entre fogones ante la atenta mirada de los chu-shi (maestros cocineros). Tuvimos una sesión de DIY (do it yourself) con el chef de la mejor casa de tien-shin (especie de aperitivos chinos) de Taipei, Ting Tai Fong, que nos enseñó a hacer dos tipos de dumplings (los versados en comida china conoceréis estas famosas “empanadillas” al vapor típicas de la cocina china, rellenas de carne y verdura). Acabamos hasta las cejas de harina y con el estómago lleno… Después de nuestra particular “última cena” en el hotel nos decidimos a salir de fiesta; sí señor, que ya me estaba acartonando…Así que me fui a la discoteca Lamp con Debbie, Lin-Lin, Susan, Wendy y Terry (aunque el pobre no sabía ni por dónde le soplaba la cálida brisa de la noche). La discoteca era a lo chino, o sea, a lo bestia, con sus sofás, sus neones y sus DJ cañeros. La música es siempre hip-hop machacante, y las pistas de baile se plagan de amagos de breakdancers, gogós frustradas, bailes extraños y pasados de rosca. Vamos, como la típica escena de un videoclip de negros…Pero con chinos. Y yo, cómo no, bailé hasta dislocarme los tobillos…

Dos horas de sueño; viaje en autobús; cinco horas de sueño; un par de cigarrillos; despedidas (ay, qué poco me gustan estas cosas…Les acabé cogiendo cariño. Lo sé, soy un blando…Aunque la mayoría están de prácticas en Taipei, así que quedaremos en un momento u otro) y vuelta al apartamento de Gan Zhou St… Comenzaría al día siguiente el objetivo de mi viaje: un breve paso por la radio, abanderando y radiando el español de la madre patria desde mi puesto de assistant producer en RTI.

1 comentario:

javi lopez dijo...

wang necesito el numero de la xorba dueña del piso!!!ponlo aqui cuando lo veas