miércoles, 4 de julio de 2007

Hoy respiro... entusiasmo

Así es. Ni tan ácido, ni tan melancólico como de costumbre... Hoy he vuelto a casa entusiasmado con el curro. Ha sido un día completo...


Si algo me están enseñando estos días es a descubrir lo mejor de mí mismo; cuando converso con los compañeros de trabajo, cuando tratan de explicarme algo, incluso cuando me aburren con tanta palabrería que comienzo a pensar en la manera más diplomática de indicarles que la están diñando,me doy cuenta de que realmente tengo muchas ideas y matices que aportar. Que mis ocurrencias, todas esas imágenes y esbozos que me vuelan por la frente pueden refrescar lo que hacen, incluso hacerlo avanzar...




Hoy he ido a trabajar más temprano, pues a las once debía estar preparado para la entrevista que os comentaba ayer. Así que un cuarto de hora después de mi llegada he bajado escoltado por Paul, Luis y Yochi al estudio de grabación. Mi entrevista se desarrollaría durante los últimos minutos de su programa conjunto El Cartero, y así lo han anunciado al principio de la grabación, anticipando la presentación de un "invitado de lujo". La grabación ha sido un choteo; en el estudio de enfrente había una chica que ha estimulado durante la hora y media que hemos estado abajo las hormonas del clan masculino, para deseperación de Yochi, que taladreaba con la mirada a un Paul que se descojonaba a su vera. El que no sea en directo la grabación permite, además de equivocaciones subsanables, salidas de tono de todo tipo que se arreglan pulsando el mágico botón de Cut. Desahogos a un golpe de dedo...Se cagan en la madre que les parió a los oyentes coñazo, y ziszas, todo como nuevo y a seguir acariciando oídos. Un poco hipócrita, sí, pero me ha venido de perlas para templar mis nervios. Y es que yo me iba quedando sin uñas a medida que se acercaba el gran momento... Ahí estaba: preguntas sobre mi ciudad, mis orígenes, mis opiniones sobre Taiwán, mis experiencias con el botellón (¡?)... No he podido dejar de calificar a Bilbao como "la capital del mundo", y de señalar que es la "ciudad con más bares por metro cuadrado del mundo". Me ha hecho especial ilusión despedirme de los oyentes: "Nos despedimos hasta el próximo programa, soy Paul Hsiao...", "Yochi Chang", "Luis Roncero, y..." (yeah man) "Alejandro Wang", "desde Radio Taiwán Internacional". ¡Riau!


Esta edición se radiará el día 15; nos hemos quedado, del tirón, para grabar la emisión de este domingo, que era un homenaje de despedida a Claudia Lee. A Claudia la he conocido en el mismo estudio; es una freelance argentina que acaba de terminar en Taipei las carreras de Ciencias Políticas y Servicio Social. Tras dos años al frente de Caleidoscopio Social y Huellas Orientales ha decidido ver mundo y marcharse a Suecia... Con dos bien puestos. Ha sido una grabación que pretendía ser emotiva, de despedida, aunque creo que se les veía el plumero y el cachondeo hasta por las ondas... Y a todo esto, la chica del estudio de enfrente seguía despertando los instintos del personal.


En la comida ha salido un tema comprometido: los sueldos... Yo sabía que mi sueldo es una barbaridad, y así se lo he hecho saber al resto del grupo; no sé, me sentía en la obligación de decírselo, para que todo quedase claro... Imaginaos, el imberbe de prácticas que cobra más que los empleados fijos... Pero ya les he dicho que a mí no me afecta el que este programa sea una técnica de politiqueo internacional; a mi currículum y a mi propia experiencia les va a ayudar una barbaridad... Y creo que yo también puedo enseñarles un par de cosas. Todas esas ideas que suelen acabar en mi particular cementerio de proyectos pueden llegar a ver la luz con la ayuda de unas cuantas cabezas pensantes más.


He pasado la tarde en mi faceta de traductor, restándole trabajo, esta vez, a Claudia... También en ello he aprendido bastante: el estilo peridístico, tan sencillo en un principio, requiere una gran planificación... Debo tajar sin miedo aquellos datos innecesarios de la fuente, y aplicar con orgullo los dos años de filológo que llevo encima. Aun así, se me hace bastante pesado. A las dificultades esperables -palabras complicadas en inglés, jerga política y convenciones varias- se añade lo conciso del registro: no caben en las noticias imaginación alguna, ni palabras vagas. Todo debe ser sencillo, sin rodeos, en un terreno en el que nunca me he sentido a gusto... Pero me permito algunos pequeños placeres, y exprimo mis neuronas buscando sinónimos. La única verdad acerca de los políticos es que nunca dicen la verdad: simplemente hago un poco más literarias sus mentiras... Voy, además, conociendo lo que se cuece en la isla, y os aseguro que el patio está lleno de moscardones como búfalos.


He dejado atrás el recelo, ese eterna actitud de esconder mis aptitudes que me acompaña en todos los aires que respiro. Al manifestarlas no sólo dejo patente lo que puedo hacer, sino también aquello que desconozco, y me parece un ejercicio de humildad imprescindible para el trabajo en equipo. Si las escondo es, en muchas ocasiones, porque considero esas virtudes insuficientes: no es que dude de ellas, sino que tienen faltas... Sí, tengo la palabra soberbia grabada a fuego en mi chino-frente. Hasta ahora me ha motivado a perfeccionarme, aunque la perfección no entra dentro de nuestras capacidades; además, lo divertido, lo dinámico, está en lo imperfecto, y entre mis carencias voy corriendo estos días, esquivándolas y haciéndoles cortes de manga cada vez que las dejo atrás... Ellos también han hecho su particular ejercicio de humildad: admiten que nunca han aprendido a escribir, y ya comienzan a preguntarme cuestiones de correción, que yo respondo encantado, descargando un poco la pedantería cagándome en las ocasionales polillas que rondan los criterios de la RAE. Juego limpio, por tanto: ellos me enseñan todos los trucos del mundo radiofónico y yo, agradecido, les corto las espinillas que afean sus textos.


Lo reconozco pues: me apasiona el lenguaje, pues es la vida (más de una vez os he dicho que lo desconocido es lo que no tiene nombre), y estos días me apasiona también la magia de las ondas, veloz, cercana, con un gran poder de convicción...Tendríais que leer las cartas de los oyentes: misivas tremendamente emotivas, y llenas de grandes sabidurías de barrio, de gente como vosotros y como yo... Miles de genios cotidianos, que esperan que una voz comparta sus experiencias de piloto experimentado en este Aire inmenso que todos respiramos. Acojonante, ¿verdad?


Me despido por hoy pregonando lo guapa que estaba mi abuela, a pesar de las consecuencias de su reciente derrame cerebral; el peluquero le ha hecho un arreglo espectacular, y luce que no veas... Pues eso primates, con Dios. Muxu asko.

No hay comentarios: